
la conocí hace un par de años.
de inmediato el rechazo fue total (y recíproco).
no encontró nada mejor que indicarme como un ejemplo de mala dicción.
- tú, por ejemplo – me dijo – eres colombiano o ecuatoriano?
- no – respondí agotado.
- bueno, tú eres un ejemplo. tú te comes las “eses”
estallé en odio.
toda una vida dedicada a intentar pronunciar bien, pisoteada por su infame y arrebatado comentario.
las únicas “heces” que finalmente me comí, fue las que aquella clase se dedico a pronunciar y exponer.
pasó el tiempo, y ella, siempre con un muro encima, totalmente a la defensiva, buscando como destruirlo todo y con una actitud de mujer independiente y luchadora, que no es más que abuso de poder… y en su más básica versión.
ni siquiera saber que es hermana de pamela ayudó a mejorar un ápice mi impresión sobre ella.
en fin. hay ocasiones en que hay que guardarse las opiniones y bajar la mirada. incluso sonreír cínicamente. y es así como he estado estos años, mostrando y mostrando los dientes. pero ya estoy un poco agotado.
hoy fue el dia.
acompañado del guardia de la universidad pude dar finalmente con las misteriosas salas de los diplomados.
- esa es la sala – me indicó gentilmente.
- ¿la del diplomado de diseño? – pregunté con la sonrisa de gancho de ropa incólume.
- así es, con la profesora... mmm... jiles! – me reafirmó.
- ah… entonces... ¡no es el diplomado de diseño! – le dije, y me retiré.
- ella no es profesora de diseño, nada tiene que enseñarme y yo nada tengo que hacer ahí – le dije.
llegué a un espejo, y continué la frase con mi reflejo: “… nada que hacer, sólo comerme sus heces” - me dije bajando las escaleras, mientras mi rostro volvía a la posición que siempre debió tener al volver a este lugar.
próxima parada… matrículas.
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